sábado, 16 de abril de 2011

Capitulo 1

Hola! Bienvenidos a mi historia online VERANO!

En este Blog iré poniendo los capítulos de una novela que estoy reescribiendo ya que ha la hice hace ya muchos años y mi estilo ha cambiado muchísimo (aquellos que habéis leído alguna de mis novelas ya lo notaréis) 

Aquí os dejo el primer capitulo junto con un párrafo de la versión original.

Gracias por leerme!
Beeesos!



VERANO (Versión de 1999)

Nueva Orleans, 1885.

Miró a su alrededor y cogió una piedra de forma aplanada.
- Esta servirá.
Lanzó la piedra al lago, tal y como le había enseñado su padre. Esta se deslizó por el agua dando una serie de saltos que removieron la tranquila superficie del lago.
- Veo que todavía se te da muy bien hacer que las piedras salten por el agua.
Celine giró la cabeza y vio a su padre de pié junto a ella.
- Se está haciendo tarde hija, será mejor que nos marchemos a casa.
Celine asintió con la cabeza y siguió a su padre hasta el coche que los estaba esperando. Minutos después ya iban de vuelta a casa.
Eduard miró a su hija y notó la tristeza en su rostro.
- ¿Hija que té pasa?
Celine meneó la cabeza y se quedó mirando a su padre con ojos vidriosos.
- Sigues pensando en él, ¿no es cierto?... Creía que ya lo habías superado.

Con falta de sustancia, ¿verdad? Ahora vamos con la versión nueva. 


VERANO (Versión de 2009)

CAPITULO 1


Inverness (Escocia), 1885.

El sol brillaba sobre la superficie del Lago. Se movió sigilosa, mirando entre los matorrales, buscando una piedra lo más aplanada posible, tal y como le había enseñado su padre años atrás. Se agachó con cuidado para que el viento de aquella tarde no le hiciera volar el sombrero y recogió una piedra que le pareció perfecta.
Con un ágil y rápido movimiento, lanzó la piedra, haciendola rebotar varias veces sobre el río.
Sonrió satisfecha sin percibir que su padre la observaba de cerca.
- Veo que aún se te da bien deslizar las piedras por el río.
Su sonrisa se amplió, dejando ver sus blancos dientes.
- Ya he terminado mis negocios y se  está haciendo tarde; será mejor que nos marchemos antes de que tu viejo padre se muera de hambre.
Celine se permitió una última bocanada de aire puro de aquellos campos al lado del lago Ashie antes de seguir a su padre hacia el coche.
No eran muy habituales las veces que su padre se la llevaba consigo a los campos para negociar la compra de terrenos. Evidentemente, cuando lo conseguía, era gracias a la persistencia de ella; no es que le interesara especialmente el mundo de los negocios, pero adoraba estar cerca de la naturaleza y aprovechaba cualquier excusa para ello.


Se dejó caer sobre el asiento del carruaje y colocó bien su vestido mientras, sin darse cuenta, dejó que las sombras del pasado borraran todo rastro de la soleada tarde.
- ¿Celine, qué te pasa?
Era evidente que su padre había percibido el cambio de humor en su rostro.
Se limitó a mirarle con los ojos vidriosos.
- ¿Sigues pensando en él?. Creía que ya lo habías superado. No puedes dejar que el pasado te atormente de esta manera, eres muy joven.
- Y lo he superado -Su voz sonó mas grave y seria de lo habitual, como si de esa manera intentara convencerse a sí misma-, sólo que hoy hace exactamente un año que pasó todo.
Edward cogió la mano de ella entre las suyas y le sonrió.
- Simplemente, olvídalo cariño.
Una lágrima rodó por su mejilla mientras veía la bondad reflejada en el viejo rostro de su padre.
Sin duda, era el mejor hombre del mundo y, después de lo ocurrido con Christopher Selsey, estaba convencida de que era el único hombre en la faz de la tierra que merecía su confianza y su cariño.
Él, se recostó de nuevo en su asiento y carraspeó.
- Celine -Tragó saliva como si las palabras se le encallaran en la garganta-. He escrito una carta a tu tía Hellen, Ya sabes que ella adora esas ruidosas fiestas de sociedad de Londres, y ambos estamos de acuerdo en... -Los ojos de ella cada vez estaban más abiertos y a él se le atragantó la noticia, a sabiendas de la reacción de ella- yo aquí no te puedo dar muchas posibilidades de futuro, en cambio en Londres, con las fiestas de Hellen y sus amistades...
- ¿De qué posibilidades hablas?
Edward cogió aire.
- Cariño, tienes veinte años y empiezas a tener edad para comprometerte, y desde luego Londres es el sitio ideal para encontrar un buen partido. Si esperas un poco más, terminarás siendo una vieja solterona que cuida de su anciano y aburrido padre.
La ira empezó a brillar en los ojos de ella.
- En primer lugar, tú no eres tan viejo, y en segundo, sabes de sobra lo que opino de los hombres. No quiero saber nada de ellos y si mi futuro está cuidándote lo aceptaré gustosa; no me imagino nada mejor que pasar el resto de mi vida aquí junto a ti.
Se dejó caer con fuerza contra el respaldo del asiento para reafirmar su disconformidad mientras miraba fijamente a su padre.
- Celine, estás siendo irracional porque te hicieron daño y estás dolida, pero no todos los hombres son como Selsey, te debes a ti misma divertirte.
Ella soltó una carcajada irónica. Edward simuló no oirla.
- Tu tía Hellen llegará dentro de unos días para llevarte con ella a Londres; allí, junto con tu prima Claudia podrás ir a fiestas de la alta sociedad y divertirte.
La determinación de las palabras de su padre hizo que la obstinación dejara paso a la razón en su mente. Normalmente, ella siempre convencía a su blando padre para que la dejara hacer lo que le apetecía pero, por algún motivo, a pesar de que detestara la idea, algo le hacía pensar que no era del todo mala.
Edward observaba cada rasgo de la cara de su hija con impaciencia a la espera de alguna señal que le advirtiera de que estaba a punto de estallar a causa de la noticia. Celine suspiró.
- ¿Tú crees que debería ir?
Él se quedó desconcertado ante la respuesta sumisa de su hija y tardó unos segundos en reaccionar.
- Creo que sí.
Celine miró por la ventana sin ver, asumiendo lentamente la noticia, mientras un torbellino de sentimientos y recuerdos acudían a su mente, sin darse cuenta de que estaba anocheciendo.
Por un lado, su mente intrépida la hacía desear ir a Londres a conocer aquella ciudad que decían que era la más hermosa de Europa y, evidentemente, estaba el aliciente de una ciudad llena de museos y librerías enormes a su disposición.
Estaba claro que, si se quedaba allí, lo más interesante que le ocurriría sería ir a la biblioteca y descubrir alguna publicación sobre poemas picantes.
Sacudió la cabeza.
Pero, por otro lado, sin lugar a dudas, asistiría a las fiestas por no desmerecer la invitación de su tía Hellen, lo contrario sería muy descortés por su parte y, allí, se encontraría con montones de indeseables como Selsey, dispuestos a humillar a la chica de pueblo.
Dejó de respirar durante unos segundos.
- Está bien, iré. Pero no creas que, por aceptar, dejaré de desconfiar en los hombres y aceptaré alguna proposición de matrimonio. Eso jamás ocurrirá, ¿de acuerdo papá?
Hizo un gesto con el dedo como si le amenazara.
Edward sonrió.
- Echaré de menos tu obstinación.
- ¡Yo nunca he sido obstinada!
Él sonrió ante la mirada irónica de su hija.
- Oye, papá, estaba pensando... -Sus dedos se enredaron juguetonamente en uno de sus rizos-. ¿Y si té vienes a Londres conmigo y te busco una buena esposa?
Edward se paralizó.
- Bueno, hija, yo... soy mayor para los romances y desde que murió tu madre...
Celine no pudo resistirlo y empezó a reír escandalosamente ante la inocencia de su padre. Edward suspiró aliviado al comprender la broma.
El coche se detuvo frente a la puerta de la lujosa casa de campo de los Grimsby y sus dos ocupantes bajaron.
Clifford, el mayordomo, les abrió la puerta con una gran sonrisa.
Celine empezó a subir el tramo de escaleras que llevaba a las habitaciones, seguida de su padre, para prepararse para la cena.
Sólo conocía a su familia de Londres por anécdotas familiares que le había contado su padre y las expectativas del nuevo viaje le habían despertado curiosidad sobre la más joven de sus parientes.
- Papá –Se detuvo sin pensarlo en mitad de la escalera, giró sobre sus talones y le miró curiosa-, mi prima Claudia, ¿cuántos años tiene?
Edward sonrió satisfecho por su repentino interés.
- Si mal no recuerdo, tiene dieciocho años. ¿Te acuerdas de ella?
- No, ¿nos hemos visto alguna vez?
- Sí, pero erais muy pequeñas, es lógico que no te acuerdes.
Ella empezó a caminar hacia su habitación, seguida de su padre.
- Espero que nos llevemos bien.
Él asintió con la cabeza mientras se dirigía a su propia habitación.



Celine cerró la puerta con delicadez tras de sí. Inmediatamente, el aroma a jabón de hierbas que ella utilizaba la envolvió por completo. Como era habitual, la doncella ya le había preparado el baño caliente para que se pudiera asear debidamente para la cena.
Se sentó en la cama y sacó, cuidadosamente y una por una, las horquillas que mantenían fijo su sombrero. De pronto, notó como algo le tiraba del cabello.
- ¡Oscar, gato malo! ¿Cuántas veces te tengo que repetir que no juegues con mis tirabuzones?
Oscar ladeó la cabeza y se quedó mirando a su dueña con sus grandes ojos azules. Ella no se pudo resistir a su dulzura felina y le acarició la cabeza resignada.
- Te voy a echar de menos, pero no te abandono, sólo estaré fuera un tiempo y papá cuidará de ti.
Oscar se hizo un ovillo a los pies de la cama y se durmió entre ronroneos, mientras observaba a su dueña disfrutar de su reconfortante baño.


1 comentario:

Anónimo dijo...

hola, soy sarai lopez, la chica que te pregunto por el libro en facebook, ya te siguo y te leooo!! gracias por pasar por mi blog.

lunallena@distancia

 
Verano - Blogger Templates, Wordpress Templates Free - by Templates para novo blogger HD TV Watch Entourage Online. Featured on Local Business Singapore